Cómo saber si la sufro

¿Alguna vez has pensado qué es lo que te ata a una persona que te maltrata? ¿O cómo no has podido darte cuenta antes? ¿No entiendes que tu amiga, tu hermana, tu hija, se dé cuenta de que está siendo maltratada y se aleje o denuncie la situación?

Has de sabes que la violencia de género es gradual, empieza de un modo sutil, y siempre tras una primera fase de relación con momentos excepcionales, llenos de demostraciones de cariño, donde él se muestra siempre cariñoso, comprensivo, atento. Tras crear ese escenario, empieza a darse cada vez de manera menos sutil, más continuada y más grave una espiral de violencia, con un mismo ciclo de tres fases que se repite y que hace que la víctimas poco a poco se vaya desconcertando, sin tener tiempo de entender las razones de la violencia. No controla los estallidos, ni la aparente calma que lo sigue, el desconcierto la hace sentirte culpable y responsable, y trata de aferrarse a cualquier momento bueno que sigue a estas agresiones, en un intento desesperado de conseguir que él cambie, cosa que nunca ocurre.

Este es el ciclo de la violencia, que aquí te exponemos (Fuente: Instituto de Sexología). Si identificas estas fases estás un paso más cerca de entender que tú no eres culpable de lo que ocurre, y que esos momentos buenos sólo existen para que sigas en esa relación, que no existe el amor donde hay violencia.

Este ciclo tiene varias fases:

Fase de acumulación de tensión:

El hombre maltratador empieza a mostrarse tenso e irritable, cualquier comportamiento de la mujer despierta en él una reacción de enfado.

La mujer sorprendida intenta hablar con él para solucionar el problema, ver la causa, pero esto solo provoca más enfados en el hombre que la ve como excesivamente dependiente y empalagosa. La mujer, para no molestarle, comienza entonces a no hacer nada, intenta no expresar su opinión porque sabe que él expresará la contraria y entonces habrá “bronca”, también intenta hacer las menores cosas posibles, entra en una fase de inmovilidad, pero esto tampoco salva a la mujer, ya que el hombre la acusará de ser casi un “mueble” que no hace nada, que es una persona anodina y aburrida.

Si la mujer se queja él lo niega todo y vuelca la culpabilidad en ella, y esa desigualdad que el hombre ha ido construyendo a lo largo de la relación es utilizada para callar a la mujer. La intenta convencer de que él tiene razón y no ella, que su percepción de la realidad es equivocada, y como ya hemos dicho, la desigualdad creada permite al hombre este comportamiento.

Ella acaba dudando de su propia experiencia y se considera culpable de lo que pasa. Esto va a reforzar todavía más el comportamiento del hombre.

Él se distancia emocionalmente, la mujer se asusta pensando que lo va a perder y que si esto ocurre será culpa de ella puesto que no ha sabido conservar su amor.

El hombre ya no siente ningún amor y se distancia y cada vez está más irritable.

Ella se disculpa una y otra vez, confiando en solucionar así la situación, pero el hombre se harta y siente necesidad de castigarla verbal, físicamente, o de ambas formas a la vez.

Fase de explosión violenta:

Como su nombre indica, el hombre acaba explotando, pierde el control y castiga muy duramente a su pareja, verbal o físicamente.

La insulta, la golpea, rompe cosas, amenaza con matar a los hijos y a ella, la interrumpe el sueño, la viola...

La mujer, que sólo intentaba salvar la relación, se ve ahora impotente y débil, la desigual balanza que se ha establecido a lo largo de los años la paraliza.

No toma represalias, todo el poder está en él, eso lo ha aprendido muy bien y la mujer entra en una “indefensión aprendida” que le impide reaccionar.

Fase de “Luna de Miel”

El agresor se siente muy arrepentido de su conducta (por lo menos las primeras veces), pide perdón, promete cambiar. Y realmente cambia, durante esta fase se convierte en el hombre más “encantador” del mundo, la lleva el desayuno a la cama, la cura las heridas, incluso se hace cargo de las tareas domésticas, le cede todo el poder a ella.

La mujer en esta situación se siente en éxtasis, tiene el poder y a su hombre detrás responsabilizándose y amándola. Él deja de ponerla tantas restricciones, se relaja un poco y la permite las salidas. Si bebía deja de beber, incluso puede ir a terapia.

Escalada de la violencia de género

Una vez que ha conseguido el perdón de su víctima, se siente de nuevo seguro en la relación, ya la ha recuperado y no tiene que seguir complaciéndola, empieza de nuevo la irritabilidad y los abusos y cuando ella quiere ejercer su recién conseguido poder la castiga duramente.

Cada vez la mujer es más dependiente, cada vez tiene menos energía para luchar (Indefensión aprendida). Es el marido o pareja, y no ella, quien controla estos ciclos y el que decide cuando se acaba la Luna de Miel.

Ella empieza a darse cuenta de que haga lo que haga no puede controlar el comportamiento de su marido, los malos tratos son arbitrarios e indiscriminados. La mujer sólo tiene energías para intentar mantenerse con vida dentro de la relación o para que no se implique a los hijos e hijas.

Los ciclos de violencia se van sucediendo hasta que finalmente desaparece la Fase de “Luna de Miel”.

Fuente: Instituto de Sexología

Aquí te dejamos una serie de “indicadores” que te pueden ayudar a plantearte si estás sufriendo o no algún tipo de violencia de género. Sobretodo planteamos situaciones de violencia psicológica de pareja o ex pareja y aquellas que tienen que ver con las agresiones sexuales de “baja intensidad” fuera de la pareja y las de acoso sexual y/o por razón de sexo, ya que son las más difíciles de detectar, porque pueden parecer “normales” dentro de una relación y en los casos de acoso porque pueden quedar invisibilizadas en lo “socialmente aceptable”.

Puedes estar sufriendo violencia de género si tu pareja:

  • Controla lo que haces, exige explicaciones por todo y pretende conocer hasta tus pensamientos. No quiere que tengas "secretos" para él.
  • Quiere saber con lujo de detalles a dónde vas, dónde estuviste y con quién; cuanto tiempo pasas en cada sitio, cuánto tiempo vas a estar fuera y a qué hora volverás. Te llama continuamente para comprobarlo o se "pasa" por tu casa o por donde estés.
  • Te vigila de manera permanente, te critica o intenta que cambies tu manera de vestir, de peinarte, de maquillarte o, simplemente, que cambies de forma de hablar o de comportarte.
  • Realiza prohibiciones o te amenaza con respecto a los estudios, tu trabajo, tus costumbres o las actividades o relaciones que tienes.
  • Quiere conocer a todos y todas tus parientes, amistades, vecinos y vecinas, compañeras y compañeros de estudios o trabajo para saber cómo son. Después se pasa la vida controlándolos, sospechando, desconfiando de ellos/as.
  • Monta escándalos en público o en privado por lo que tú u otras personas dijeron o hicieron.
  • Te suele dejar “plantada” en salidas o reuniones, sin dar explicaciones ni aclarar los motivos de su reacción.
  • No expresa ni habla acerca de lo que piensa o desea. Sin embargo, él pretende que adivines todo lo que le ocurre o lo que desea y que estés pendiente de él.
  • A veces te da órdenes y otras te "mata" con su silencio, con actitudes hurañas, desagradables o con mutismo. No abandona esta actitud aunque obtenga lo que esperaba.
  • Demuestra enfado y frustración por todo lo que no resulta como él quiere, sin distinguir lo importante de lo superfluo.
  • Te culpa a ti de todo lo que ocurre y te convence de que es así, dando vuelta a las cosas hasta que consigue confundirte o dejarte cansada e impotente.
  • No reconoce ninguna responsabilidad sobre la relación que mantenéis ni sobre lo que os sucede a los dos.
  • No te pide disculpas por nada.
  • Te compara con otras personas, dejándote incómoda y humillada. "Si te parecieras a… yo no tendría que..."; "Por lo menos mengana hace las cosas bien y no como tú que…"
  • Impone reglas sobre la relación (días, horarios, tipos de salidas, etc.) de acuerdo con su exclusiva conveniencia.
  • Ante cualquier pregunta o cuestionamiento tuyo, declara que las y los parientes o amistades "te calientan la cabeza" contra él, que no le quieren y que te están "envenenando", que las otras personas "sienten celos o envidia de su relación”. Así desvía la cuestión y nunca responde por su conducta.
  • Amenaza con abandonarte si no haces todo lo que él desea.
  • Induce sentimientos de lástima, al justificarse o insistir con su vida desdichada o su infancia infeliz.
  • No acepta formular o discutir planes para el futuro. No se compromete ni busca acuerdos para mejorar la relación.
  • Recibe cariños, mimos y atenciones, pero nunca los devuelve.
  • Pretende que lo acepten tal cual es y te acusa de "castradora" o posesiva si haces alguna observación sobre sus actitudes.
  • Nunca aprueba ni estimula de manera auténtica tus actos o cualidades.
  • Es poco sociable, se aísla y es desconsiderado con tu familia y amistades.
  • Es susceptible y está pendiente de lo que se diga o se comente sobre él. Se ofende rápido y cree que los demás andan detrás de lo que hace.
  • Pone a prueba con subterfugios y engaños tu amor, te pone trampas para ver si lo engañas, para averiguar si mientes, si lo quieres, etc.
  • Es caprichoso, cambiante y contradictorio. Dice que no se va a dejar dominar.
  • Se niega a conversar o a discutir con franqueza acerca de los conflictos o los desacuerdos de la pareja.
  • Es seductor y simpático con todo el mundo, pero a ti te trata con crueldad.
  • Decide por su cuenta, sin consultar ni pedir tu opinión, ni siquiera en cosas que atañen a ti sola.
  • Te está prometiendo siempre que va a cambiar sus defectos o sus adicciones. Nunca cumple, pero sigue insistiendo en que lo hará.
  • Piensa que las mujeres son inferiores y deben obedecer a los hombres. O no lo dice pero actúa como si lo pensara.
  • Para conseguir mantener relaciones sexuales si tú no estás dispuesta, pone en práctica toda clase de artimañas: te acusa de anticuada; pone en duda tus sentimientos o su amor por él; te acusa de frígida; te avergüenza haciéndote sentir como un bicho raro,; te reprocha que no te importa que él "se caliente y no pueda desahogarse"; amenaza con que se va a buscar a otras para acostarse con ellas; pone en duda tu salud o tu espontaneidad, dice que tienes "miedo de convertirte en mujer"; te critica por estar muy atada a los principios de tus padres, a tus convicciones morales o a tu religión; exagera tus defectos.
  • Se burla, habla de forma grosera o con desprecio acerca de las mujeres en general. Intenta que tú no te parezcas al resto de las mujeres y que seas sólo como a él le gusta.
  • Transforma todo en bromas o utiliza el humor para tapar sus actos de irresponsabilidad, restando importancia a sus incumplimientos.
  • Exagera tus defectos haciéndote sentir culpable y descalificada.
  • Para demostrar sus enfados deja de hablar o desaparece varios días, sin dar explicaciones.
  • No te presta atención y con superioridad asegura saber más o tener más experiencia que tú.
  • Se muestra protector y paternal. "Yo sé lo que es bueno para ti, quiero lo mejor para ti, hago lo mejor para ti”.
  • Se irrita y tiene estallidos de violencia. Luego actúa como si no hubiera pasado nada.
  • Te acusa injustamente de coquetear, salir o verse con otros hombres. Te acusa de "acostarse con otros".
  • Utiliza nombres, diminutivos o términos que a ella no te agradan.
  • Está convencido de que sus negocios, sus estudios o sus obligaciones son lo más importantes del mundo y lo fundamental de su vida. Exige que te adaptes a eso.

Fuente: Instituto de Sexología

Puedes identificar lo que supone una agresión sexual:

  • Cuando esa persona se roza o te toca sin tu consentimiento, sea cual sea el entorno y situación. Da igual que sea un ambiente festivo, nadie tiene derecho a tocar tu cuerpo sin tu permiso.
  • Cuando te acosan constantemente con tener relaciones sexuales contigo verbalmente o a través de gestos que a ti te desagradan.
  • Cuando has aceptado tener una relación con esa persona pero cambias de idea y él se niega a aceptar incluso tu primer NO.
  • Cuando la persona con la que estás teniendo una relación se propasa del grado al que tú quieres llegar y él no te respeta.
  • Cuando durante la relación notas que él la utiliza para ejercer poder sobre ti, someterte sin ser ningún juego consentido, mediante la fuerza, comentarios despectivos, insultos.
  • Cuando alguien justifica comportamientos de agresión sexual justificándolos con que está bebido o drogado.
  • Cuando esa persona no quiere entender un juego de seducción e insiste en que “acabes lo que has empezado”.

Estás sufriendo acoso sexual y/ o por razón de sexo si vives alguna de estas situaciones:

  • Si eres objeto de manoseos, pellizcos, o notas que se rozan contigo de forma deliberada; tocamientos o contactos físicos innecesarios...
  • Cuando te miran de forma lasciva o te dirigen gestos con una connotación sexual, guiños, silbidos,...
  • Si recibes correos electrónicos y mensajes de texto no deseados, o cuando recibes cartas anónimas donde aparecen contenidos sexuales...
  • Cuando te hacen comentarios o insinuaciones sexuales, te cuentan chistes de carácter sexual o te preguntan sobre fantasías eróticas sin venir a cuento...
  • Cuando te solicitan abiertamente favores sexuales, a veces uniéndolo a una promoción laboral...
  • Cuando se hacen comentarios despectivos acerca de la presencia de mujeres en tu ámbito laboral, de tu capacidad para ejercer tu trabajo en función de tu sexo,...

Si crees que estás sufriendo cualquiera de estas situaciones y quieres hablar con personas especializadas, llama al tfno. de atención 24h 900 840 111, donde te escucharás y te sentirás apoyada, y nadie se enterará de que has llamado, porque es un servicio confidencial y no se queda registrado en las facturas.

Fecha de la última modificación: 22/09/2011